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Patrones escasos, millones en la sombra

Staff Domo de Cristal
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México es un país que produce mucho, pero formaliza poco. Según el Censo Económico 2024 del INEGI, operan más de 6.3 millones de unidades económicas, de las cuales la inmensa mayoría son micronegocios. Sin embargo, el Instituto Mexicano del Seguro Social reporta que apenas poco más de un millón de patrones estaban registrados al cierre de marzo de 2025. Esa brecha no es casual: es estructural.

La informalidad ha dejado de ser una falla del sistema para convertirse en una norma de subsistencia. Geográficamente, el fenómeno es aún más complejo: mientras que en el sur predomina una economía informal por necesidad, en el norte y el centro también opera como una estrategia de evasión tolerada y funcional.

Las mujeres son protagonistas clave en este ecosistema productivo no reconocido. Encabezan comercios, servicios y pequeños talleres. Aun así, enfrentan barreras más altas para acceder a crédito, capacitación y visibilidad institucional. Los programas públicos las mencionan, pero no las acompañan.

El sistema financiero, por su parte, ha encontrado rentabilidad lejos de esta realidad. Prefiere al consumidor endeudado o al corporativo consolidado. En ese esquema, la micro y pequeña empresa quedan fuera del radar, aunque generen más del 70 % del empleo en el país.

Más de un tercio de los negocios ya utiliza herramientas tecnológicas, desde redes sociales hasta sistemas contables. Pero ese avance digital no ha sido acompañado por políticas públicas que lo potencien: ni financiamiento, ni capacitación, ni acompañamiento.

Frente a este panorama, las soluciones no deben ser discursos ni subsidios sin control. Deben ser acciones precisas:

  • Formalización ágil con beneficios tangibles.

  • Fondeo a través de SOFOMES ENR y uniones de crédito, no directamente desde el gobierno.

  • Créditos con responsabilidad legal: quien desvía, responde; quien evalúa mal, también.

  • Redistribución de funciones en el sistema financiero: que la banca grande fondee y los intermediarios atiendan.

  • Inclusión con rostro femenino: fondos y reglas claras para negocios liderados por mujeres.

  • Y un nuevo régimen fiscal para la microempresa, que premie el esfuerzo y el cumplimiento.

México no puede permitirse ignorar a millones de negocios que ya existen, ya operan y ya resisten. Lo que falta es voluntad para reconocerlos como parte vital del futuro económico del país.

Por: Ramón Mario Sandoval Chávez

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