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Los productores mexicanos de maíz blanco no solo enfrentan los bajos precios impuestos por la Bolsa de Granos de Chicago, sino también la competencia de las importaciones de maíz transgénico proveniente de Estados Unidos.
La llegada de maíz blanco más barato ha golpeado directamente a los agricultores nacionales, cuyos productos quedan desplazados por precios más bajos. Esta situación ha detonado protestas y llamados para regular las importaciones con el fin de proteger al mercado interno.
Las grandes empresas harineras son las principales importadoras del grano básico utilizado para la producción de tortillas. Maseca, Minsa y Cargill Foods encabezan la compra de maíz blanco pese a que México es autosuficiente, debido a la alta demanda interna y a la disponibilidad de importaciones más económicas. Estas compañías, líderes en la industria harinera, requieren grandes volúmenes del grano para producir harina de maíz.
Aunque México produce la mayor parte del maíz blanco que consume, las importaciones crecieron considerablemente en 2025, impulsadas en parte por el bajo costo del maíz estadounidense. La demanda nacional continúa en aumento y, para cubrirla, las empresas recurren frecuentemente al mercado exterior. Maseca y Minsa concentran juntas alrededor del 25% del mercado de harina de maíz.
De enero a octubre de este año, México importó 752,640 toneladas de maíz blanco, cuadruplicando las compras respecto de 2024. Entre los principales importadores figuran Maseca, Minsa y comercializadoras como ADM México, Cargill de México y Gavilon de México.
La Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES) reportó que entre enero y junio de 2025 se importaron alrededor de 580 mil toneladas de maíz blanco, un incremento del 253% respecto al mismo periodo del año anterior. La mayor parte provino de Estados Unidos, favorecida por precios competitivos y por la severa sequía que ha reducido la producción en Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.
Empresas con presencia internacional, como ADM México, Cargill de México y Gavilon de México, se encargan de gestionar la compra y distribución del grano. Además, algunas empresas pecuarias se benefician de la importación de maíz amarillo, ya que su producción nacional de maíz blanco no cubre completamente sus necesidades.
El maíz importado —principalmente de Estados Unidos— resulta más barato que el nacional, lo que impulsa su demanda entre las compañías. Esto se debe en parte a los subsidios que reciben los productores estadounidenses a través de programas del Departamento de Agricultura (USDA), los cuales incluyen préstamos de bajo interés, protección ante caídas de precios y seguros subsidiados.
Una parte considerable del maíz blanco importado es transgénico. Más del 80% del maíz que Estados Unidos exporta a México es genéticamente modificado, utilizado tanto para consumo humano (maíz blanco) como para alimento animal (maíz amarillo). El maíz blanco transgénico se emplea en la producción de masa, tortillas y diversos alimentos procesados.
Aunque México mantiene una producción interna importante —estimada en más de 20 millones de toneladas de maíz blanco para el ciclo 2024-2025—, la preferencia del mercado por el grano importado, debido a su menor precio, ha afectado la rentabilidad de los agricultores nacionales. En Sinaloa, por ejemplo, la sequía redujo la producción a cerca de 2 millones de toneladas, una cifra significativamente menor a la de años anteriores.
A pesar de adquirir maíz blanco más barato dentro y fuera del país, las grandes empresas harineras han incrementado el precio de sus productos.
Domo de Cristal
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