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Entre secuestros y secuestrados (PARTE I)

Staff Domo de Cristal
Secuestro 2
  • Max Morales, negociador profesional en privación ilegal de la libertad

Con toda responsabilidad, solicitamos al negociador profesional de secuestros Max Morales, una entrevista para nuestras Historias de Vida, básicamente porque no seguido encuentra uno personas con un perfil y trayectoria en este campo y, quienes lo hemos conocido, sabemos que −en el tema− ha asesorado y auxiliado, lo mismo a presidentes de la república y personajes de distinto tipo, pasando por artistas, empresarios y gente común. Max nació un 6 de enero de 1957 en la ciudad capital, y como profesión es abogado. Fue en un barrio popular del Centro de la Ciudad de México donde vio a la luz y justo ahí es donde ha recibido su mayor influencia y formación, comentó para este trabajo.

Le tocó nacer y crecer ahí porque que hubo un atentado contra el presidente Emilio Portes Gil, en el cual muere su abuelo quien trabajaba en el famoso tren presidencial Olivo[1], fue el único que falleció en aquel incidente; y por ello, su abuela al quedar viuda muy joven, y con cuatro mujeres, con la indemnización que le dieron compró ese predio, en lo que entonces era las afueras de la ciudad; y “yo creo que todo tiene un poco que ver, yo no podía vislumbrar esa vinculación, pero siempre mi familia ha estado de una u otra forma relacionada con ciertos presidentes”.

“Lamentablemente, una ocasión, por la noche, tocaban insistentemente en aquel domicilio de mi abuela, y, una vez que preguntó quién tocaba, se vio obligada abrir porque le aseguraban que ahí se encerraba la banda del automóvil gris, quienes en 1915 operaban en el Centro de la Ciudad de México y saqueaban domicilios huyendo en automóvil gris (un Fiat Lancia); fue entonces que, para ella, quien estaba sola con cuatro niñas, y ya con la compra hecha, pues no le quedaba otra cosa más que abrir y enfrentar el señalamiento. Fue entonces que de una u otra forma ya tenía yo el destino marcado para dedicarme, ya después, a toda esta parte del análisis y la cuestión de la violencia en esta Ciudad, así como determinadas cosas delictivas.

“Siempre le digo a mis amigos que mi formación es Franco-Argentina; Argentina porque me fogueé exactamente en el mero Centro de la Ciudad de México, prácticamente en la colonia Buenos Aires, y la francesa porque tenía como vista el Panteón francés, (puros muertos) pero yo estaba en el centro de todo; así, mi niñez estuvo rodeaba por la Buenos Aires, la colonia Doctores, la Tránsito, la Obrera, y la colonia Algarín; entonces, pues prácticamente uno tenía que rifársela todo el tiempo tanto para entrar como para salir.

Gracias al esfuerzo de mis padres, quienes siempre procuraron enviarme a buenos colegios y, a pesar de lo latoso que siempre he sido, he estado saliendo de aquellos orígenes, aunque dicen siempre que ‘la cabra siempre tira para el monte’; entonces pues yo creo que eso me ha ayudado un poco a formarme, y una de las cosas también que me podría caracterizar, es que de chico jamás me saqué una estrellita de buena conducta, fue la única que me faltó, nunca me la dieron porque era un poquito inquieto.

A partir del tercero de primaria, el camión ya no pasaba por mí; pasaba y recogía a mis hermanas, pero a mí no; por eso conozco la calle, porque tenía que irme a pie, o en servicio público a la escuela; me tocó desde andar en tranvías, trolebuces, peceros de todo tipo… bueno, hasta en los chimecos me subía; eso me permitió conocer la Ciudad y los barrios más peligrosos, porque tenía que cruzarlos a donde quiera que fuera. Para la parte personal, eso me fue formando.

Yo era tan inquieto que mi bisabuelo me decía ‘barrabás’; fui cliente frecuente de la Cruz Roja, por la cantidad de golpes y cosas que me sucedían. Aún no existía el “parkour”, pero yo lo inventé, pues brincaba azoteas, me subía por donde fuera, más que intrépido, era muy inquieto; y a raíz de eso, en la escuela, yo no hacía bullying, sin embargo, defendía a los demás chicos de él; por eso en la parte adolescente escogí la carrera de abogado.

Los caminos de la vida

− Platícanos de tu padre, quien también sabemos tuvo importantes desempeños

“Crecí sin realmente saber a qué se dedicaba; siempre lo veía vestido de militar o de abogado; incluso lo acompañaba a la Ciudad Universitaria (UNAM) a tomar sus clases, y en lo que él recibía cátedra, yo jugaba en las islas; era otro México, en el que no había tanto peligro. Fue ya de grande que me enteré que él era uno de los cadetes más ameritados de su generación en el colegio militar y, por su currículum y desempeño, fue escogido para integrarse a lo que en aquel entonces se denominó la ‘policía política’ y que dio origen a la llamada Dirección Federal de Seguridad, DFS.

“Fue entonces que los ‘once mejores promedios’ del Colegio, asistieron al presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien fue tal vez el presidente más austero que ha tenido México; porque él nunca, a pesar de que ya existía Los Pinos, jamás vivió ahí, y siempre desayunó, comió y cenó en su casa, en la colonia San José Insurgentes; despachaba en Los Pinos y/o Palacio Nacional, pero vivía en su núcleo familiar y llegaba asistido siempre por estos once elementos.

“Como abanderado en el Colegio Militar, mi padre, tenía el mejor promedio y, por ello, don Fernando Gutiérrez Barrios, quien era líder de la escolta, lo había escogido a él y sus amigos para formar parte del staff de la DFS. En aquella misión, tenía que ver los asuntos personales y delicados del presidente Ruiz Cortines.

¿Dónde fueron tus primeros trabajos?

“Yo trabajaba y estudiaba al mismo tiempo y, como pasante, fui asistente de don Pancho García Jiménez, el rector de la Escuela Libre y de Derecho; luego fui también pasante en el despacho de Noriega y Escobedo, con Fernando Vázquez Pando, quien prácticamente era un erudito, una eminencia (…) en mi parte de formación tuve también otros abogados como tutores y luego pasé a la Secretaría de Hacienda, SHCP.

“De hecho, a los pocos meses de haber ingresado a la SHCP, me hicieron jefe de departamento, cuando realmente tendría que haber pasado años para que esto sucediera; incluso −antes de salir de la escuela− me permitieron trabajar en una área llamada de Análisis y Armonización de Normas, y prácticamente fueron mis primeros trabajos; de ahí pasé como Director Jurídico durante casi 12 o 13 años en una arrendadora financiera, que después fue arrendadora Atlas, para después irme como director de la arrendadora OPSA.

“Mi vida era muy tranquila y todo iba muy bien, hasta que vino por primera vez el asistir en una situación de riesgo, de ver un secuestro, y eso marcó el resto de mi vida; y pues llevo ya prácticamente 38 años de especialista en liberación de rehenes por secuestro.

La vida como negociador de secuestros

¿Cómo fueron tus primeros casos?

“Los primeros casos que realmente me cimbraron, fueron: uno, contra el Estado, en las primeras semanas de la administración de Carlos Salinas de Gortari. Tendría una semana o semana y media de haber arribado a la presidencia, cuando a un tío político mío, le llegó un requerimiento de Hacienda, y me comparte: “¿por qué me llega esta compulsa con seis, siete auditores, como si fuera auditoría legal? (…) “No entiendo por qué la persona que firma el requerimiento fue compañero mío de la Escuela Bancaria Comercial, y ha sido cliente mío, lo atiendo muy bien, le doy crédito hasta a sus hijos y todo… y no sé por qué me hace estas cosas…”

“Le sugerí que no se preocupara… y como me comentó que conocía a la esposa del presidente, la señora Cecilia Occelli, y le sugerí “háblale para que te saque una cita con el secretario de Hacienda”. Cuando llegamos a esa reunión me encuentro con que el señor Jorge Sekiguchi, empresario ferretero, quien estaba en la entrada boleándose los zapatos, dos días después de su liberación, ya que acababa de ser secuestrado y su caso había sido muy publicitado; incluso en los periódicos se decía, “¿ahora quién sigue?” (…) Cuando ingresamos a Hacienda y nos recibe un amigo de mi tío, lo primero que hizo fue disculparse, “oye, es que yo firmo de estos más de 500 al día… Y nunca me fijé que eras tú: ¡discúlpame!”.

Entonces le pregunté, “¿qué hace el señor Sekiguchi aquí en la entrada?” Viene a darle las gracias al Secretario (de Hacienda), porque él intervino para destrabar su secuestro.  Fue entonces que le dije que “esto que ustedes están haciendo es un abuso de autoridad, porque la compulsa era comparar nada más dos facturas que estaban pidiendo, y qué casualidad, que son del negociador de los secuestros de Brianda Domecq y de otra gente muy prominente, y qué casualidad que ahora le estaban exigiendo prácticamente los cinco años que decían los auditores necesitaban revisar, es la mejor forma de saber cuánto cuesta una persona.

“Adviértale al Secretario que esa forma de operar de ustedes parece más bien un secuestro de Estado… entonces nos salimos y, curiosamente a los tres días se presentan otra vez los auditores, sellando todo, asegurando que todo estaba en orden y se fueron, pero era la forma tal vez en que en aquel momento, para mí, se estaban cometiendo los primeros secuestros sui generis.

“El otro fue en los años noventa, y representó realmente el primer secuestro en el que he intervenido, donde a un muchacho, el mejor amigo de uno de mis asistentes, fue secuestrado; él vivía en Tecamachalco, tenía sus oficinas y todo aquí en la Ciudad de México, y de repente nadie lo encontraba, hasta que un amigo del papá fue a levantar una denuncia de secuestro (…) para aquel entonces, el secuestro era considerado un delito única y exclusivamente para gente de muchísimo dinero y secuestraban a muy pocas personas.

“Al principio creí que se habían equivocado porque él era sobrino del dueño del negocio, quien sí era un personaje muy prominente y el muchacho solo era el administrador. ‘Han de haber creído que era su hijo’, pensé, y a partir de ese momento fue un secuestro muy complicado. A los papás hubo que traerlos de España quienes eran gente mayor, con un problema de salud severo, ambos, tenían cáncer; y entonces le dije a mi amigo, ‘mira, estos asuntos son delicados y tienes que dar aviso, no porque tú seas el mejor amigo y las hermanas confían en ti, lo puedes atender, porque si algo llegara a pasar, esto no te lo van a perdonar’.

“Entonces el señor se regresó de España y me dio la oportunidad de asistirlo y coordinarlo y, a partir de ahí… en aquel tiempo, si se presentaba algún tipo de secuestro, de esos de alto impacto, eran atendidos en el Distrito Federal por la Dirección de Asuntos Relevantes, no había ninguna fiscalía especializada en esto; sin embargo, ahí conocí al director y subdirector de aquella área e hicimos buena sinergia.

“Creo que influyó mucho mis referencias personales, los antecedentes familiares: mi abuelo paterno había sido allegado a Francisco Villa; incluso fue uno de Los Dorados de Villa, de su círculo de protección; aunque mi ídolo personal había sido mi tío Rosendo Morales Juárez, quien fue el primer comandante de narcóticos en México y, prácticamente, yo tenía mucha formación personal en imagen de él; digo, no tanto por el lado de mi padre, porque siempre fue un militar muy prudente en su persona, y en su desempeño.

“Ya siendo mayor de edad me reveló a qué se dedicaba, porque en ese momento, él tuvo una hazaña personal que fue capturar en su momento a Fidel Castro, al Che Guevara y a todos los que se fueron a combatir a Cuba. Todos ellos estaban en el rancho Santa Rosa.

“Él −mi padre− recibió la instrucción de dos presidentes en aquel momento, tanto de Adolfo Ruiz Cortines como del General Lázaro Cárdenas, y aquella captura debía ser considerada “secreto de Estado”; entonces, tenía prohibido revelar las cosas durante cuarenta años; tiempo en el que nunca me dijo nada. Fue hasta después que me platicó esa historia; entonces, yo creo que toda esa formación me sirvió para atender estos primeros asuntos de secuestro; y también la afición que mi madre tenía de leer tres periódicos al día y que yo me aficionara a la llamada “nota roja” y lo que pasaba en la parte negativa:

“… Creo que eso formó una parte del sazón de la vida que me esperaba; porque al ver a estos policías en la Dirección de Asuntos Relevantes, lo que yo estaba haciendo, me dijeron quien hacía este trabajo socioeconómico, porque yo elaboraba mis estrategias y se las pasaba a mi compañero y a él lo dejaba en la casa de los secuestradores y yo me coordinaba con la policía para atenderlo; por eso es que hicimos tan buena sinergia, buen entendimiento, lo que nos llevó a tener un éxito prácticamente inusitado desde el primer momento: porque no solamente capturábamos a quien levantó el dinero, que eran doce policías de seguridad pública de aquí de México, al líder de la banda de secuestradores, se salvó la vida de la hermana que fue a entregar el rescate, porque ya se la querían llevar también como rehén.

Se salvó a la víctima porque la fuimos a rescatar de los cimientos de una obra negra en Pachuca. Ya tenían la parte de los sacos de cemento y cal, porque nada más lo tenían vivo y amarrado para contestar las preguntas de ‘prueba de vida’, pero lo iban a matar y recuperamos la parte del botín desde el primer secuestro y una cosa muy importante, no solamente rescatar a la víctima, sino que me di cuenta que sería yo para integrar familias, porque el reencuentro de ese joven con su padre y todo que sucedió en las instalaciones de la Procuraduría, todavía lo tengo como algo muy especial.

Porque imagínate tú que es una persona que está inerme, sometida y atada y golpeada y vejada psicológica y físicamente y todo, que apenas podía caminar. Esos 15 días yo creo que han de haber sido demasiado tormentosos, porque era como estar viendo cómo un niño aprende a dar sus primeros pasos y cómo abraza a su padre, que era un señor de la tercera edad, pero con cáncer terminal y ese abrazo, esa simbiosis, me ha servido de motivación para continuar siempre con mi trabajo.

¿Cuáles han sido tus negociaciones más trascendentes, más complicadas o de mayor impacto?

Dentro de la negociación de cualquier secuestro, cada uno tiene importancia especial porque está en juego la vida de la víctima, la edad que tiene, el patrimonio que está en juego, las cantidades que pide el victimario, su peligrosidad. En ese sentido creo que tendría que mencionar sin lugar a dudas las negociaciones que tuve con Daniel Arizmendi López “el Mochaorejas”, apodado así porque realmente era un infame mutilador, serial y asesino. Ni en México ni en el mundo ha habido alguien como él. El único antecedente de un asunto de mutilación de una oreja lo tenía el nieto de Paul Getty III en los años setentas en Italia, que marcó y cimbró a la comunidad internacional por el daño psicológico y emocional que tuvo la víctima.

Arizmendi tenía 25 víctimas, de las cuales mutiló dieciocho y mató a más de siete. En todo el mundo fue el delincuente que ha juntado la mayor cantidad de dinero por pago de secuestros; cobró más de 40 millones de dólares. No era fácil enfrentarse a él. Cuando llegué a negociar con él, siempre me dijo ‘es que mi palabra vale, si yo te digo que va a vivir, vive, si yo te digo que va a morir, cuenta con que va a morir, no puedo dejar de cumplir mi palabra porque después nadie me va a creer’.

“… Durante un par de años, fui prácticamente el único que dio cara a la televisión para hablar de los mochahorejas, porque nadie quería hacerlo, ni las propias autoridades, porque sabían la hazaña y maldad que tenía esta gente. Yo diseñé mi propia estrategia, llegué incluso a hacer un ofrecimiento de recompensa con el patrimonio de las víctimas que él tenía; incluso lo llegué a hacer público y prácticamente lo traía ‘a pan y agua’, como decían, pero mi estrategia dio resultado y fue capturado en 1998. (continuará).  VER VIDEO PARTE ISecuestrador 3

[1] La elegancia de su diseño hizo que denominaran al tren El Olivo como un palacio del gobierno itinerante, este tren fue construido en 1927 en Chicago (…) Fue Andrés Manuel López Obrador quien lo trajo al AIFA en el año de 2022, retirándolo del MUTEC, trasladándolo desde CDMX hasta las instalaciones de la Base Aérea Militar. https://www.edomexa.com/post/el-tren-presidencial-el-olivo-en-el-aifa-aqu%C3%AD-huele-a-historia

Por: José Sobrevilla 

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