
Sonora Power por Demian Duarte
Otra vez está ocurriendo. De manera insospechada y sin previo aviso, el peso mexicano —nuestra moneda— logró lo que para muchos era imposible y volvió a hacer fallar a casi todos los modelos de pronóstico, al apreciarse 14 % en lo que va de 2025 y perfilarse hacia un cierre por debajo de los 18 pesos por dólar.
Es una historia increíble para un país acostumbrado a devaluaciones y crisis, que hoy presenta poderosos argumentos frente a un entorno global convulso.
La historia del también llamado “Súper Peso” no es lineal. Se trata de un resultado que reúne múltiples factores que, sin embargo, conducen a un mismo punto: México ha logrado ya tres años de estabilidad financiera y se ha convertido en un imán para la inversión internacional en medio de un escenario de inestabilidad mundial.
Uno de los factores señalados es la supuesta debilidad del dólar, asociada a decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos. Lo cierto es que Claudia Sheinbaum Pardo es apenas la tercera mandataria en la historia de México que consigue un resultado de este tipo.
Su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, logró una apreciación de hasta 12 % en la cotización frente al dólar; Manuel Ávila Camacho, en 1942, alcanzó un avance cercano al 3 %. El resto de los expresidentes han sido devaluadores vergonzantes, pese a que para todos ellos mantener la cotización del peso frente al dólar fue siempre una prioridad declarada.
Lamentablemente, en esa historia de crisis, inestabilidad e irresponsabilidad financiera y económica hubo quienes devaluaron la moneda en más de 500 %, o quienes propiciaron un “error de diciembre” con consecuencias funestas, y que todavía hoy se atreven a dar recetas sobre cómo a México le iba mejor con el neoliberalismo.
Hoy hay un hecho innegable: la receta económica del llamado “humanismo mexicano” le ha funcionado a la Cuarta Transformación. Y si la cotización del peso en los mercados monetarios internacionales ha sido la obsesión de los gobernantes en los últimos 50 años, no cabe duda de que los gobiernos de López Obrador y de Sheinbaum Pardo han sabido rebasar por la izquierda tanto a los populistas del viejo régimen priista —las devaluaciones iniciaron con Luis Echeverría (1970-1976) y continuaron con José López Portillo (1976-1982)— como a los neoliberales que aseguraban saber cómo llevar a México al primer mundo y lo dejaron en la ruina tras 36 años de malos gobiernos.
La del “Súper Peso” ha sido, en estos meses, una jornada histórica y puede convertirse en la gran historia financiera de 2025. No deja de llamar la atención que, cuando se diseñaron los criterios de política económica para este año y se planteó un tipo de cambio de 18.50 pesos por dólar, muchos supuestos especialistas se burlaron.
Hoy la realidad volvió a demostrar que estaban equivocados, que sus modelos de pronóstico fallaron y que, sobre todo, su deseo ferviente de que a México le vaya mal no termina por cumplirse.
El hecho es que, mientras la economía siga viento en popa para la Cuarta Transformación, resulta difícil ver cómo podría prosperar su plan de desacreditarla por una supuesta falta de resultados.
El peso, con su revalorización en los mercados y la confianza de los inversionistas, no es otra cosa que una señal clara de confianza en México.
Quien no lo entienda ahora, no lo va a entender nunca.
Correspondencia a demiandu1@me.com | En X @Demiandu
Domo de Cristal
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