Cinismo de Duarte: quiere recuperar su rancho y presa obtenidos ilegalmente cuando fue gobernador
El exgobernador priista César Duarte —el mismo que dejó a Chihuahua endeudado y con la frente en alto de tanta desvergüenza— regresa al centro de la escena pública para defender su rancho “El Saucito” como si se tratara de una reserva ecológica. Según él, incluso el agua que acaparó ahí cuenta con permisos “históricos”. Vaya cinismo.
¿“El Saucito”: santuario ecológico o monumento al saqueo?
Duarte asegura que las instalaciones hidráulicas de su rancho —un pozo y varias presas pequeñas— fueron autorizadas desde 1942, antes incluso del Tratado de Aguas con Estados Unidos. “No se puede intervenir sin autorización de Conagua; eso sería un ecocidio”, declaró con dramatismo. Lo que no menciona es que ese predio se convirtió en símbolo de excesos, corrupción y abuso de poder durante su administración.
Cabe recordar que, en mayo pasado, Conagua intervino en el rancho, derribando un “prensó” y recuperando 700 mil metros cúbicos de agua. Sin embargo, el operativo se suspendió tras obtenerse una medida provisional. En otras palabras, Duarte sigue recurriendo a amparos para proteger sus privilegios, mientras Chihuahua arrastra las consecuencias de su mandato.
Defensa en modo “rescatista ambiental”
Su equipo legal insiste en que “todo está en regla” y que los presones son necesarios para actividades ganaderas. Argumentan que los permisos son antiguos, válidos y que Conagua los conoce desde hace décadas. “Si no estuvieran autorizados, ya habrían sido demolidos”, afirman. También responsabilizan a senadores por opinar sin conocer los documentos. Porque, claro, para Duarte, todo el país está mal informado… menos él.
¿Ahora resulta que Duarte es defensor de la legalidad y la ecología? El argumento no sorprende viniendo de quien alguna vez se paseó como virrey del norte con cargo público.
Rancho asegurado y batallas legales en curso
“El Saucito” continúa asegurado por la Fiscalía estatal y la FGR. Legalmente, eso impide cualquier intervención física hasta que se resuelvan los litigios. Pero Duarte no se cruza de brazos: su defensa prepara más amparos para blindar su propiedad. Aunque su narrativa suene a “justicia”, todo indica que es una estrategia para mantener intactos los beneficios obtenidos durante su época dorada en el PRI.
Mientras tanto, la justicia avanza —aunque con lentitud—, y los chihuahuenses no olvidan quién es César Duarte: el gobernador que confundió al estado con su rancho.
Javier Pérez Garcia
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