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Bancos a la venta: continuidad o confianza

Staff Domo de Cristal
Intercam 2

La reciente transferencia de operaciones de Intercam y CIBanco exhibe con crudeza una disyuntiva que el sistema financiero mexicano no termina de resolver: preservar la continuidad administrativa o recuperar la confianza institucional. En esta ocasión, se optó por lo primero.

Una salida discreta, no ejemplar

Las sanciones del Tesoro estadounidense y la intervención de la CNBV en junio desembocaron en un desenlace acelerado:

Intercam terminó en manos de Kapital Bank, una institución con apenas seis años de historia, construida a partir de una SOFOM y la compra de Banco Autofin.

CIBanco traspasó su negocio fiduciario a Multiva, un banco mediano cuya presencia en el mercado había permanecido marginal.

Sus consejeros, con décadas de experiencia, abandonaron la escena sin responsabilidad aparente, pese a la caída sostenida de activos y la fragmentación de sus operaciones.

La narrativa oficial es que “nada pasó”, pero la confianza sí quedó lastimada.

El espejismo del crecimiento

Kapital presume incrementos a triple dígito y un equipo joven. No hay objeción a la juventud, pero la banca empresarial se valida en plazos largos y con resiliencia probada. Intercam y CIBanco, con directivos de 40 años de trayectoria, no resistieron la presión; pensar que un banco emergente con apenas seis años pueda revertir esa dinámica es, por lo menos, un ejercicio de optimismo arriesgado.

Alternativas ignoradas

La autoridad pudo haber buscado opciones con mayor lógica sistémica:

Bancos regionales consolidados como BanBajío, Banregio o Afirme, con experiencia probada en PyMEs.

Extranjero con espacio de crecimiento, como Scotiabank, estancado en México desde hace años.

Otros jugadores medianos como Invex, o incluso fusiones estratégicas que prepararan una venta en mejores condiciones.

La ruta elegida, en cambio, priorizó velocidad y discreción por encima de robustez y confianza.

Regulación reactiva

La CNBV y la SHCP actuaron para evitar una crisis, pero lo hicieron por la vía más cómoda: ventas privadas, sin subastas abiertas, sin competencia y sin sanciones claras. Se protegió la narrativa de estabilidad, pero se perdió la oportunidad de enviar un mensaje contundente de rendición de cuentas.

La lección pendiente

El episodio nos recuerda tres verdades incómodas:

  1. Kapital y Multiva adquirieron operaciones, no confianza.

2. La autoridad optó por apagar el fuego, no por reconstruir cimientos.

3. Los responsables directos se retiraron sin consecuencias, trasladando el costo reputacional al conjunto del sistema.

México no puede seguir resolviendo sus crisis financieras con ventas discretas y salidas decorosas. El verdadero capital de un banco no está en la magnitud de su balance, sino en la confianza que inspira en sus clientes y en el mercado. Y esa, a diferencia de los activos, no se compra: se construye.

👉 Al final, la historia no se medirá en balances, sino en si los clientes creen que su dinero está seguro. Y esa confianza, hoy por hoy, sigue en duda.

Por Mario Sandoval

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