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La reducción de la pobreza en México durante el sexenio 2018–2024 se debe, principalmente, al incremento del salario mínimo real, impulsado por los gobiernos de la Cuarta Transformación, y no tanto a los programas sociales, que si bien ayudan, no han sido determinantes.
México alcanzó un logro histórico: 13.41 millones de personas salieron de la pobreza, según el más reciente reporte de pobreza publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esta cifra representa una disminución de la población en situación de pobreza del 41.9% al 29.6%, acompañada además de una reducción sostenida de la pobreza extrema.
Contrario a lo que afirman algunos analistas neoliberales, este avance no es consecuencia principal de los apoyos sociales implementados por los gobiernos de la Cuarta Transformación, sino del aumento real del salario mínimo. Durante décadas, prevaleció el estigma de que un incremento salarial generaría inflación, lo que frenó cualquier mejora sustancial al ingreso de los trabajadores.
El salario mínimo en México es un tema crucial que se entrelaza directamente con la pobreza y la desigualdad social. La política del presidente Andrés Manuel López Obrador apostó por elevar el salario mínimo como una herramienta para combatir este flagelo, desafiando la visión conservadora que sostenía que aumentos salariales afectarían negativamente los precios de bienes y servicios. Esa idea ha quedado descartada.
Es necesario hacer un análisis histórico de los propósitos originales del salario mínimo. Desde su establecimiento en 1934, este ha sido objeto de constante debate, particularmente en cuanto a su capacidad para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores. A pesar de algunos incrementos nominales, el poder adquisitivo del salario mínimo disminuyó durante años, obligando a muchas familias a buscar múltiples fuentes de ingreso.
El salario mínimo es la cantidad mínima legal que un empleador debe pagar a sus trabajadores. Actualmente, el salario mínimo general en México es de 8,364 pesos mensuales (278.80 pesos diarios), mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte asciende a 12,596.4 pesos mensuales (419.88 pesos diarios).
Antes del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018–2024), los aumentos al salario mínimo fueron limitados. Por ejemplo, entre 2012 y 2018, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, el salario mínimo pasó de 62.33 a 88.04 pesos diarios, un aumento que no compensó la pérdida del poder adquisitivo. En ese contexto, el ingreso mínimo no era suficiente ni siquiera para cubrir las necesidades básicas de un trabajador, mucho menos las de su familia.
A finales de 2024, ya bajo el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, se anunciaron nuevos ajustes al salario mínimo que entraron en vigor el 1 de enero de 2025. El salario mínimo general se fijó en 278.80 pesos diarios, y en la Zona Libre de la Frontera Norte en 419.88 pesos diarios, lo que representó un incremento del 12% respecto al año anterior. Además, se reforzó constitucionalmente la obligación de que el salario mínimo aumente siempre por encima de la inflación anual, como una forma de proteger el poder adquisitivo de los trabajadores.
Este incremento salarial ha sido resultado de consensos entre el gobierno federal, las cúpulas empresariales y los sindicatos, no de una imposición unilateral. La presidenta Sheinbaum ha planteado que, hacia el año 2030, el salario mínimo mensual sea suficiente para adquirir más de 2.5 canastas básicas (alimentarias y no alimentarias). Para lograrlo, se estima que el salario mínimo debería alcanzar entre 11,300 y 11,500 pesos mensuales.
El salario mínimo es mucho más que una cifra: es una herramienta fundamental para garantizar condiciones de vida dignas. En la mayoría de los hogares mexicanos, el salario es la principal fuente de ingresos. Según la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) 2022, el ingreso por trabajo representó en promedio el 65.7% del ingreso total de los hogares. Si se suma el impacto de los apoyos sociales, esta proporción alcanza el 82.9%.
Por ello, un salario más elevado tiene un impacto directo en la calidad de vida, el acceso a servicios, las oportunidades y la reducción de la pobreza y la desigualdad. Además, el aumento salarial impulsa el consumo interno, dinamizando la economía nacional.
En resumen, el aumento al salario mínimo ha sido el principal motor detrás de la histórica reducción de la pobreza multidimensional en México entre 2018 y 2024. Si bien los apoyos sociales han complementado este proceso, es el ingreso por trabajo el que ha marcado la diferencia. No obstante, persisten retos importantes: el acceso a la seguridad social y los servicios de salud aún representa una deuda pendiente con millones de mexicanos.
Por: Eduardo Esquivel Ancona
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