
Sonora Power Por Demian Duarte
Es verdad que todos ellos contendieron con la hoy presidenta Claudia Sheinbaum Pardo por la nominación a la candidatura presidencial de Morena hace 2 años, pero de verdad que diferencia en el camino que han seguido personajes políticos de primera línea como Adán Augusto López Hernández, Marcelo Ebrard Casaubón, Gerardo Fernández Noroña y Ricardo Monreal Ávila.
Todos ellos habilitados en el entonces juego de las “corcholatas” ideado por Andrés Manuel López Obrador para dejar atrás la cultura del tapadismo y que en todo caso la nominación de su sucesora, fuera lo más transparente posible.
La historia al final ha puesto a cada cual en su lugar, con el evidente y notorio suceso de que Claudia es la primera mujer presidenta de México.
Pero habrá que distinguir en la corrección radical del camino que hizo el hoy secretario de Economía Marcelo Ebrard Casaubón, que tras la derrota y cierto ánimo desobediente, entendió cuál debía ser su papel en esa historia y asumió el cargo con la responsabilidad, eficacia y dignidad que hoy lo han hecho uno de los mejores integrantes del gabinete.
Que diferencia con las mamarrachadas de Gerardo Fernández Noroña y su “merezco abundancia y riqueza”, que lo han pintado de cuerpo entero como un ambicioso vulgar, no merecedor de los reflectores que tuvo como presidente del Senado y por supuesto sin mérito alguno para pretender mantenerse vivo en sus aspiraciones presidenciales de cara al 2030.
De Ricardo Monreal poco se puede decir, ha cumplido a secas con su trabajo, en ocasiones bordeando en el exceso, en otras en la traición, ha entendido su destino y anunció ya su retiro de política al concluir su encargo.
Pero que de plano es huérfano de padre, pero en especial de progenitora es Adán Augusto, quien pensó tener el derecho divino de ser nominado a la presidencia, mal entendió las señales y asumió su encargo como coordinador de los senadores de Morena pretendiendo que la hoy presidenta le debe su elección.
Desde entonces ha hecho todo mal, y si se llega a comprobar que tiene lazos con el crimen, es obvio que su carrera hasta llegará.
El tema es que las deslealtades de Adán Augusto para con la jefa del movimiento político del que dice formar parte, ya rayan en el exceso y en la grosería y solo le hace daño al gobierno que dice apoyar.
El caso de Adán Augusto y su estela de escándalos es el caso más notorio de la perversión en que puede caer un político al que se le acerca el poder casi absoluto.
Decía Andrés Manuel que el poder a los políticos los atonta y a los tontos los vuelve locos.
La locura de Adán y sus excesos comienza a ser un peligro para el mismo régimen y bien hará la presidenta Claudia Sheinbaum en deshacerse de él y todo los que representa.
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Domo de Cristal
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