La confianza fue durante años su emblema empresarial; ahora, esa misma palabra se ha convertido en el mayor reproche contra Enrique Herrera Martínez. Este empresario regiomontano, conocido por prometer “blindaje” y lealtad absoluta a sus clientes, puertas adentro, esas promesas terminaron hecha pedazos al traicionar a su propia familia.
Como fundador y director general de TPS Armoring, firma con más de 30 años fabricando vehículos blindados, Herrera Martínez suele enfatizar la importancia de ese valor como base de su negocio. Su empresa opera bajo lemas como “Fallar no es una opción” y presume de proteger a clientes de alto perfil. A simple vista, proyecta la imagen de un hombre de palabra cuya prioridad es generar vínculos sólidos con clientes, autoridades y colaboradores.
Pero detrás de ese discurso pulido se esconden decisiones personales que lo contradicen. Diversas versiones aseguran que Enrique Herrera protagonizó una traición familiar que impactó profundamente a su entorno cercano. No se trató solo de una infidelidad; el romance, según se dice, fue con un joven muy cercano a su hijo. La diferencia de edades y la cercanía emocional hicieron de este acto algo más que un escándalo; fue una fractura íntima con consecuencias duraderas.Un padre quebrantó la confianza de un hijo; un esposo, la de su pareja de vida. La situación ha sido descrita como devastadora. Y resultó aún más irónica, viniendo de quien construyó su reputación sobre ideales y valores como la lealtad y la coherencia.
La escena parece sacada de un melodrama, pero es real. ¿Qué ocurre cuando el hombre que vende confianza al más alto nivel la quiebra en casa? La incongruencia entre lo que predica públicamente y lo que hace en privado deja al descubierto fisuras profundas en su credibilidad.
La duda sobre su coherencia no se limita al plano familiar. En el ámbito empresarial, TPS Armoring quedó envuelta en cuestionamientos tras participar en una licitación pública en Monterrey durante 2023. La empresa de Enrique Herrera cotizó con un sobreprecio del 15% por encima de su competidor más cercano y aunque no ganó el contrato la sospecha quedó instalada, una licitación aparentemente hecha a modo.
En un negocio en el cual la confianza lo es todo, un asunto de “vida privada”, es una señal que resuena en múltiples frentes. Empleados, socios y clientes observan con recelo cómo el discurso del “hombre confiable” se resquebraja. Si traicionó a su familia por, supuestamente, conquistar a un hombre de la misma edad que su hijo, ¿qué lo detendría de fallar en otros compromisos?
Domo de Cristal
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