El giro drástico que dio AMLO al manejo mediático con el cambio de gobierno en 2018, sigue provocando discusiones, unas a favor y otras en contra, porque lo terminó convirtiendo en uno de los principales estrategas al controlar los asuntos de la agenda nacional; en esta estrategia, la creación de la polémica sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”, conducido por la poblana Ana Isabel García Vilchis, desbordó los comentarios, porque le funcionó como “contra defensa” al criticar muy duramente desde ahí a medios de comunicación y periodistas… “en realidad, parece que con este título se aniquiló a la verdad. Mejor lo hubiera llamado “¿Quién es quién en la mentira y la verdad?”; pero, así como la presentaron fue para ver quién mentía más en ambos sitios, lo que ha sido una de las peores propuestas, pues a través de ella, llegó a descalificar a muchos reporteros, sobre todo, a quienes no eran de la preferencia del presidente” relató en entrevista el catedrático de la UNAM doctor Antonio Sierra García.
“No creo que podamos hablar de una apertura democrática con las conferencias mañaneras, pues a través de este diseño, López Obrador concentró las temáticas que él consideraba importantes y, estratégicamente, jugó con artimañas para distraer a la opinión pública, haciendo que lo relevante quedara en segundo término. Así, el presidente acotaba y simplificaba diciendo siempre que él contaba con ‘otros datos’, semejante a la realidad alternativa acuñada por el presidente de Estados Unidos Donald Trump.
“En este nuevo modelo de comunicación política, el presidente AMLO pretendió mostrarse abierto a la crítica, con una supuesta apertura a la libertad de expresión, aunque en realidad reveló una conducta autoritaria, modificando diametralmente la relación entre medios de comunicación y el Estado. Habrá que señalar que las mañaneras fomentaron el odio y la división, y que los medios de comunicación y periodistas que no se alinearon fueron duramente ultrajados, con razón o sin razón, desde la conferencia mañanera.
“Lo anterior obligó a reformular los viejos planteamientos en torno a la verdad y a la mentira. ¿Es cierto lo que se menciona en las conferencias mañaneras? ¿Es mentira lo que dicen los medios de comunicación que no están en concordancia con la voz del Estado? Por lo pronto, hubo una serie de casos de periodistas y medios de comunicación cuestionados por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador y, el juego parecía inscribirse en dos rostros de una moneda, como Jano, la deidad romana: Cara o sol; verdad o mentira. La cara visible de Jano, sostiene Pierre de Roo, “es la verdad, y la invisible, la de la artimaña”.
“En tiempos recientes el tema de la mentira ha cobrado gran fuerza; sobre todo en los medios de comunicación, donde la mentira periodística ha estado presente. No hay que olvidar que hasta los medios más prestigiados han caído en la trampa del engaño.
“La manipulación de la información ha existido siempre. Desde épocas remotas, el Estado, por ejemplo, a través de sus oficinas de comunicación, ha usado la información para favorecer su presencia; de esta manera, ha difundido los beneficios dados a la sociedad y usado su poder para hacerle frente a los medios de comunicación que se oponen a él. En todo esto hay particulares estilos de gobernar y de llevar estratégicamente las políticas de comunicación. En el caso que nos ocupa, la comunicación política tiene que ver con la estrategia mediática que cada administración emprende; que es el espacio relevante donde se cuida la información que se ofrece al público.
−¿Cómo han impactado las políticas de comunicación de la 4T la gobernabilidad en administraciones morenistas?
Es muy interesante la pregunta, porque en principio el modelo de comunicación tuvo un impacto en el ámbito nacional y esto se ha extendido a todos los gobiernos del Partido Morena. Algunos, como el entonces gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, siguieron muy de cerca esta manera de comunicación política. Cuando inició el gobierno de López Obrador fortaleció su imagen con una propaganda dirigida a la población más vulnerable. Este fortalecimiento ayudó a varios de los gobernantes de ese partido y colocaron a su líder como el mesías próximo al pueblo. “Ahora bien, el contexto ha cambiado con la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum. Habrá que ver si esto se mantiene en la nueva administración. Será el gran reto de la presidenta y de su partido, Morena.
Sin embargo, el doctor Antonio Sierra va más allá cuando asegura que el impacto de este modelo de comunicación ha sido demoledor para los partidos y grupos de oposición política; porque con esta manera de emitir los mensajes, “el presidente fue generando un ambiente de odio contra los opositores, grupos políticos y responsables de medios de comunicación; fenómeno que también deberá ser estudiado con mayor atención, pues ha generado una rabia contra los políticos y empresarios de otras banderías. A través de sus diversos medios propagandísticos, el entonces presidente dirigió los dardos para el vituperio y la descalificación y con ello la polarización entre lópezobradoristas y los otros.
“Cierto es que fue una propaganda que repercutió negativamente en la oposición. “Las mañaneras representaron un tribunal que propició el linchamiento mediático de los adversarios y, a partir de allí, los múltiples seguidores hicieron extensivo ese juicio sumario, y las audiencias seguidoras de López Obrador se enardecieron y se sumaron para corear la indignación presidencial.
− ¿Cambiarías algo de estas mañaneras para que fortalecieran realmente la democracia y ayudaran a una mejor gobernabilidad?”
Una verdadera democracia debe dar la voz a todos los sectores de la sociedad. En el caso del Estado, las mañaneras deberían funcionar para la rendición de cuentas, pero eso no ha ocurrido. Yo considero que en la comunicación política, la primera mandataria deberá cambiar este formato y buscar su propio estilo… romper con el esquema del pasado inmediato y generar uno que permita la rendición de cuentas: ser auténtica; porque de seguir con este modelo terminará desgastándose porque −hay que reconocerlo− es difícil imitar las mañaneras de López Obrador. Él contaba con un carisma y talento político que abonó a su proyecto de comunicación y, esta forma de llevar la comunicación ha mostrado que los grandes problemas nacionales no se exponen como deberían de hacerlo; por lo que orientar la agenda como lo han hecho no abona a la democracia.
“El país tiene múltiples y profundas heridas, y están en todas partes. ¿Por qué esconderlos? México enfrenta difíciles complicaciones en el ámbito nacional e internacional; el problema de la violencia que no deja tregua, el narcotráfico como uno de los generadores de esta violencia, las desapariciones forzadas, los feminicidios, la corrupción, y los nuevos asuntos, como el cambio climático, entre muchos otros. Todos exigen otra manera de difundirlos, no a través de una mañanera que acorta la esfera y reduce lo complejo.
“El expresidente López Obrador comprendió muy bien el contexto en el que se desarrollaban los medios digitales y logró lanzar una campaña propagandística que repercutió favorablemente a él y a su grupo. Usó esta ruta para ampliar su audiencia y, durante varias horas, (de dos a cuatro) transmitidas en tiempo real a través de televisión, plataformas de redes sociales (YouTube, Twitter, Facebook, Instagram, TikTok, etcétera) llegó a consolidar su propuesta comunicacional.
La comunicación política y sus antecedentes
“Debemos que recordar que las oficinas de comunicación política tuvieron como antecedente al propio presidente Lázaro Cárdenas cuando llegó a desarrollar un proyecto interesante con la creación (1934) del Departamento Autónomo de Publicidad y Propaganda (DAPP); mismo que en 1936 se convirtió en la Dirección de Publicidad y Propaganda (DPP), adscrita a la Secretaría de Gobernación, y que sería un apéndice del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (DAPP); que fue preámbulo del nacimiento de las oficinas gubernamentales de comunicación en nuestro país y duraron hasta la llegada de la Cuarta Transformación. Lázaro Cárdenas siguió de cerca el modelo alemán, impulsado por el ministro de Prensa y Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, adaptándolo a la realidad nacional donde prensa y radio fueron escudos para la defensa del presidente.
“De acuerdo con Priscila Pilatowsky −continúa el Dr. Sierra− podemos suponer que la creación del DAPP en diciembre de 1936 significó el primer intento sistemático por centralizar los mecanismos administrativos ―y el uso de los medios―, para informar sobre los asuntos del gobierno, pero también para inducir principios morales y cívicos”.
“Si Cárdenas garantizó la libertad de prensa, Ávila Camacho la extendió con variaciones sustanciales. Comenzó conquistando a los medios de comunicación impresos con el aumento de publicidad; emprendió un inteligente proyecto de comunicación social que le ayudó a realizar movimientos audaces en su administración; ofreció su apoyo a los medios de comunicación impresos y se mostró receptivo ante ellos.
“La época avilacamachista fue de grandes definiciones en lo que se refiere a la comunicación política; también, en estos años, surgieron las síntesis informativas como documentos estratégicos para el análisis político, iniciativa del periodista Gregorio Ortega Hernández.
“En materia de comunicación política, el general Ávila Camacho añadió también un elemento a las estrategias de información que emprendió su antecesor, y éste fue la generación de oficinas de prensa en cada una de las instituciones del Estado. Posterior a estos dos hombres visionarios, llegó la época de los embutes, encabezado por Miguel Alemán, ampliamente documentado. En ese momento la corrupción se había institucionalizado; el llamado ‘chayotazo’ a los periodistas pervivió por muchos años como una práctica normalizada del Estado.
Como sostienen Yolanda Meyemberg y Rubén Aguilar: “en todos estos casos las oficinas de comunicación fungían como cajas de cobro en las que se repartía dinero a los medios y a sus periodistas a cambio de una cobertura favorable al gobierno”. Enrique Serna, en “El Vendedor de Silencio”, muestra parte de estos procesos perversos entre la prensa y el Estado.
“De esta manera, los presidentes llevaron a través de estas áreas la estrategia de comunicación política para enaltecer la investidura presidencial y defender al Estado. Agrega Meyemberg que en la segunda mitad de la década de los años setenta las formas de comunicación tradicionales fueron transformándose de manera gradual. El desarrollo de una sociedad políticamente más activa y más informada, así como la apertura derivada de la reforma política de 1976 y las que la sucedieron, se convirtieron en factores importantes para este cambio, como también lo fue el surgimiento de una actitud cada vez más tolerante a la libertad de expresión y la anuencia del gobierno ante una prensa más crítica.
El Dr. Antonio Sierra García es Doctor en Ciencias Políticas por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, FCPyS, de la UNAM; estudió la maestría en Letras Mexicanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Obtuvo el grado de licenciado en Ciencias de la Comunicación en la misma Facultad; y es integrante del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel I). Coordinador de Extensión Universitaria de la FCPyS de la UNAM; profesor de asignatura en el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación de la FCPyS, donde imparte fotoperiodismo, Diseño y desarrollo de proyectos profesionales en periodismo, y argumentación y expresión escrita.
Desde 2019 participa como investigador asociado dentro del Programa Seminario de Investigación sobre Historia y Memoria Nacionales de la UNAM; y ha contribuido en distintos proyectos de investigación y en el dictamen de artículos. Sus líneas de interés son la historia de la prensa en México durante la primera mitad del siglo XX, fotoperiodismo, revistas periodísticas, suplementos culturales y la divulgación de las humanidades.
Es autor de artículos y libros, entre los que destacan: “40 entrevistas. Memoria e historia del periodismo mexicano a través de la revista Así (1949-1945)”; “Una semana con Villa en Canutillo”, edición y estudio introductorio de Carlos Ramírez y Antonio Sierra; Índice de Revistas culturales del siglo XX. Ciudad de México, entre otros. VER VIDEO
Ciudad de México, agosto 2025. Entrevista realizada por José Sobrevilla en agosto del año en curso (2025)
Domo de Cristal
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