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Empresas harineras y de nixtamal apenas compran 7% del consumo de maíz, por lo que no tienen un peso decisivo en la formación de precios en el mercado

Staff Domo de Cristal
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Harina y nixtamal: consumidores clave, pero no compradores determinantes
“El corazón del mercado es pecuario, no harinero”

El balance nacional de maíz para 2025 muestra una estructura de consumo y abastecimiento fuertemente diferenciada entre maíz blanco y maíz amarillo, además de un creciente peso de las importaciones dentro de la oferta total.

A partir de los datos de GCMA, se detalla la participación de cada segmento dentro de la demanda y la oferta, con el fin de comprender cómo se compone el mercado y qué actores determinan su dinámica.

1. Participación de los harineros en el consumo de maíz

El consumo industrial destinado a harina de maíz (Minsa, GRUMA, Harimasa, entre otros) forma parte del rubro industrial, que representa:

3.37 millones de toneladas, equivalentes al 7.1% del consumo total.

Este segmento procesa maíz para la elaboración de harina nixtamalizada y otros derivados para la industria alimentaria. Aunque su volumen es menor frente al consumo pecuario, tiene un peso estratégico por su vínculo con productos básicos del consumo nacional, como tortillas industriales elaboradas en tortillerías y autoservicios.

2. Participación del consumo humano y del maíz amarillo

Consumo humano total

El consumo humano directo (principalmente tortilla, masa, pozole, productos tradicionales y una parte de alimentos procesados) asciende a:

14.28 millones de toneladas, equivalentes al 29.9% del consumo total.

Este consumo se abastece casi por completo de maíz blanco, debido a sus atributos para la nixtamalización, la tradición culinaria y las preferencias culturales.

Participación del maíz amarillo en el consumo total

Del consumo total de 47.78 millones de toneladas:

Maíz amarillo: 27.99 Mt (58.6%)
Maíz blanco: 19.79 Mt (41.4%)

El maíz amarillo se destina predominantemente a la alimentación pecuaria (ganado avícola, porcino y bovino) y a industrias como botanas, cereales procesados y almidones, lo que explica su mayor peso dentro de la estructura nacional de consumo.

3. Participación de producción e importación en la oferta total

La oferta total de maíz en 2025 asciende a 47.78 millones de toneladas, integrada por:

Producción nacional

23.37 millones de toneladas
48.9% de la oferta total

Menos de la mitad de la oferta proviene de la producción interna, lo que evidencia una creciente dependencia del exterior.

Importaciones

24.40 millones de toneladas
51.1% de la oferta total

Más de la mitad del maíz que circula en el país proviene del extranjero, principalmente de Estados Unidos bajo el marco del T-MEC.

4. Composición de la producción nacional por tipo de maíz

Dentro de la producción total (23.37 Mt):

Maíz blanco: 20.48 Mt (87.6%)
Maíz amarillo: 2.89 Mt (12.4%)

México sigue siendo un productor dominante de maíz blanco, debido a la estructura histórica, cultural y tecnológica del campo mexicano. En contraste, la producción de maíz amarillo —clave para la industria pecuaria y algunos usos industriales— es limitada y estructuralmente insuficiente.

5. Composición de las importaciones por tipo de maíz

Las importaciones totales (24.40 Mt) se dividen en:

Maíz amarillo: 23.71 Mt (97.2%)
Maíz blanco: 0.69 Mt (2.8%)
(Al mes de octubre se han importado 840.1 mil toneladas; se estima cerrar el año con 1 millón de toneladas).

México es prácticamente un importador neto exclusivo de maíz amarillo, reflejo de la creciente demanda pecuaria y agroindustrial, así como de la insuficiencia estructural de la producción interna.

En resumen

  1. El sector pecuario es el principal consumidor de maíz, con 23.68 Mt (49.5% del total), lo que explica la relevancia estratégica del maíz amarillo para la seguridad alimentaria y para los costos de producción de carne, huevo y leche.

  2. El consumo humano, aunque menor en volumen, es socialmente más sensible, por su relación con el precio de la tortilla y otros alimentos básicos. Este segmento depende casi totalmente del maíz blanco de producción nacional. Las importaciones resultan más competitivas logísticamente en regiones como el Noreste, Sureste y Península.

  3. La dependencia de importaciones continúa en aumento, con más del 51% de la oferta nacional proveniente del exterior. Esto implica riesgos ante la volatilidad internacional, las políticas comerciales de EE.UU. y las condiciones climáticas globales.

  4. La brecha entre la producción de maíz amarillo y la demanda pecuaria y agroindustrial seguirá ampliándose si no se impulsa la reconversión productiva, la adopción tecnológica o esquemas que aumenten la producción, incluyendo la reconversión de maíz blanco a amarillo.

  5. México mantiene su papel histórico: productor especializado en maíz blanco, con exportaciones marginales, pero altamente dependiente del maíz amarillo extranjero, lo que condiciona la competitividad del sector pecuario y agroindustrial.

  6. Objetivo clave: reducir mermas en siembra, fortalecer la sanidad de los cultivos y mejorar el control de plagas para incrementar la productividad nacional.

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